21 febrero, 2016

EL BOHIO

Me considero un fan de Pepe Rodríguez, me parece un tipo simpático con las ideas claras y con unos fundamentos culinarios muy de su tierra. Creo que una de sus principales virtudes es que defiende a muerte sus raíces en sus artes culinarias.

Visitar el Bohío sirve para comprobar que lo que dice y defiende, es coherente con lo que hace en su casa.

Vamos por partes. El lugar, llegar a Illescas es fácil y aunque no hay parking propio del sitio, se puede encontrar aparcamiento cerca con facilidad. El local mantiene el aspecto de una casa de comidas de Toledo, con su fachada blanca castellana.

Al entrar, el lugar no es pretencioso, aunque tampoco vulgar. Mantiene la estética con adornos típicos, vigas de madera, espejos antiguos. Las mesas son quizás un poco más cercanas que la media en un restaurante de renombre, pero cuadra con el conjunto.

El trato es agradable, los hermanos te saludan y te atienden siempre que pueden. Quizás por poner puntos de mejora, deberían explicar un poco mejor los platos (no entendí varios de ellos de palabra aunque sí de paladar).

El menú de degustación es un espectáculo de sabores tradicionales, sopas de ajo, cocido, pisto, callos, lentejas, liebre, pichón; todo ello presentado de forma moderna y divertida, como requiere la alta cocina.

Para mí la estrella es el plato de pringada de cocido, en el que una especie de buñuelo relleno de carnes del cocido se mezcla con unos envueltos de verduras y el caldo, produciendo un efecto genial.

Los postres no son hostigantes en dulce (como a mí me gustan) y terminan brillantemente el menú, que a pesar de su contundencia, creo que es bastante equilibrado y manejable (me sentó estupendamente).

Estrella y renombre merecidos... Bravo Hnos Rodríguez