15 enero, 2004

Los antiguos monjes lamas habrian fisicamente un orificio en la frente a los aprendices de monje para "abrir el agujero de la mente" de forma que tras esta trepanación (que les dejaba una curisosa cicatriz) eran capaces de leer el aura de las personas, animales y cosas y adquirian dones como la telepatia.

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