23 febrero, 2004

En la antiguedad los Alquimistas utilizaban sus artes para conseguir la evolución espiritual hacia la perfección, aunque muchos quedaban en el camino cuando la impaciencia les hacia medrar por conseguir beneficios materiales a corto plazo (como la transformación del plomo en oro); con lo que conseguían el efecto contrario, ya que degradaban con esta obsesión su espiritualidad.

Este tipo de Alquimistas, eran denominados El Alquimista impaciente, titulo de la excelente obra de Lorenzo Silva (2000) que dio lugar a su vez a una excelente película (2002)

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