No todo en el mundo son estrellas. Santa Gula, es un sitio bonito, pequeño y coqueto, ambientado como una cocina rústica, donde se sirve comida rica, bien presentada y honesta. Producto excelente, sabores bien equilibrados y un auténtico deleite para los sentidos.
Probamos las afamadas concretas de calamares, la morcilla de Burgos con compota de manzana, las flores de calabacín rellenas de queso, los canelones de rabo de toro y el cochinillo confitado... Todo regado con Nita 2013 (Priorat). De postre el cheese cale de maracuya.
Todo delicioso y muy recomendable. 3 primeros, dos segundos, un postre y una botella de vino 80 euros.... Excelente... Volveré
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