Muy buena opción para probar comida rusa en un sitio muy especial.
Este café es un local antiguo, con diferentes ambientes, donde el restaurante es una biblioteca del siglo XIX con libros que puedes consultar.
La carta, como en casi todos los restaurantes rusos, es excesivamente amplia y combina cocina rusa, francesa y asiáticos sin problemas, vamos que fusiona a lo bestia.
El trato es bueno, y aunque no hablan mucho ingles, se puede hacer uno entender. El ropero está en las mazmorras jejejeje.
El ambiente es agradable, buen sitio para ir en pareja. En cuanto a la comida, tiene muy buen sabor, buena sazón que digo yo; y su presentación es atractiva (quizás anticuada, pero apetecible)
En general, buena experiencia, dado lo amplio de la carta, se puede repetir otro día. Nosotros probamos la ensalada capitalina (rusa, Oliver), la galantina de foi, el filet strogonoff y un magret de pato con raviolis rusos.
Lo recomiendo
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